Cierto día mientras preparaba una presentación de un tema que debía exponer en la
junta directiva de la empresa. Alguien me preguntó que si no temía enfrentarme ante un
público tan recalcitrante. Claro que me asusta –dije–, afortunadamente tengo con que
enredar. De inmediato pude notar la profunda indignación de esta persona, que dio
media vuelta y se marchó, sin decir nada. Quise explicarle que enredar, para mí, no era
una mala palabra, pero no lo hice en ese instante. Antes debía recurrir al diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española (RAE) para apoyar mi argumento.
Resulta que la RAE establece diez acepciones para la palabra enredar, siendo la primera
acepción: prender con una red, para referirse a algo atrapado por un tejido de mallas, y
la última, aturdirse, hacerse un lío, para referirse a un estado de confusión mental. De
todas las acepciones la que más me agrada es la séptima, que es: revolver, inquietarse,
travesear. Y de estas tres palabras, la que más me gusta es travesear, que tiene tres
acepciones, yo me acojo a la segunda que es discurrir con variedad, ingenio y viveza.
Así que cuando digo “trataré de enredar” significa que hablaré o escribiré con
inteligencia, ingenio, viveza y claridad. Y así el bache queda salvado.
Desde ahora cada que alguien me tilde de mal intencionado, al decir “trataré de
enredar”. Estaré tranquilo y si hace falta, para aturdir al acusador le diré que en
concordancia con la RAE estoy empleando la segunda acepción del tercer sinónimo de
la séptima acepción de la palabra enredar.
Autor:Jorge A. Giraldo
De entrada, la frase con la abre el cuento, le quita al lector las gnas de seguir leyendo: no tiene sentido.
ResponderEliminar"Cierto día mientras preparaba una presentación de un tema que debía exponer en la junta directiva de la empresa. Alguien me preguntó" (Esta frase no tiene coherencia. Empieza, pero no termina. Se coloca un punto seguido que corta la idea. En lugar del punto, iba una coma).