¡Abuelo! tuve una pesadilla donde el demonium santorum sembraba semillas en el
campo; tras él, el cielo oscurecía y crecían unas plantas enormes con grandes
ojos y dientes afilados que devoraban las plantas del lugar, y luego, cuando no
quedaba ni una y debido a su voraz apetito, peleaban entre ellas buscando
sobrevivir, hasta que solo quedó una.
− ¿Cuándo fue esto, Silvano?
− Cuando compramos las semillas para la próxima cosecha.
−Silvano, en ti se está cumpliendo la profecía de la diosa Runinca: de las manos
de una inocente criatura llegará la devastación de los cultivos y el posterior
exterminio del ser humano.
Pero, de esa misma criatura surgirá la solución para derrotar el demonium
santorum, aunque debe darse antes de transcurridas 16 lunas.
− ¿Pero abuelo, cómo podré hacerlo?
− El poder reside en ti, solo tú puedes encontrar la solución a tan terrible
situación.
Al día siguiente Silvano recorrió el campo semidesértico en su caballo, observando
algunas de las plantas con que había soñado, se apeó del caballo y caminó hacia
adelante para observarlas mejor; cuando estuvo cerca, éstas lo atacaron y
persiguieron por un rato. Al llegar donde dejó su caballo, éste no estaba, solo
quedaban rastros de estiércol. Silvano, rodeado por plantas feroces y hambrientas
dispuestas a devorarlo, no tenía arma alguna con que defenderse, trató de
derribarlas con el estiércol del caballo, lanzándolo observó que cuando asestaba
un golpe a una de esas plantas, esta se desvanecía, y allí, donde caía estiércol
surgían plantas nuevas, así que decidió traer todo el estiércol del corral, y algunos
aldeanos para hacer frente a estas plantas malignas.
Así lo hizo, lograron acabar con todas, y desde aquel día comenzaron a crecer
toda clase de flores y plantas comestibles para el hombre y los animales.
Autor: juan camilo quintero cardona
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