jueves, 26 de marzo de 2015

DIGNO

Hay veces se pregunta por el precio que debería pagar para ser testigo del regalo de su mirada, dejar de ser él no parece una opción viable, pues, solo siendo él puede llegar a encontrar hermoso cada acto de su cuerpo, de su mente, de su vida…

Ella se sabe diosa, de lujuria y de pasión, pero no del corazón, se sabe diosa del deseo, pero no del corazón. Él sin ser un dios, se sabe humano, reconoce su error, pensar en ser digno le recuerda su condición de inferior. No hay camino viable para alcanzarla.
-¡soy digno de ella!- se levantó  y gritó fuerte Pedro sin importar nada, dándose ánimos para salir a buscarla y explicarle el mundo que había pensado para ambos.
Observábamos su decidido embrión de confianza al tiempo que se atravesaba por al frente de nuestra mirada con su delicado paso, el más grande temor de aquel hombre enamorado. Al pasar ella por su lado esperamos ansiosos el inicio del desenlace de una nueva historia de amor que nunca se dio.

-pobre hombre- comenté.

-Verla le recuerda que no es digno de ella- respondió  mi amigo  Juan silbante.

-Nunca es fácil escribir una historia de amor, menos un cuento de hadas- agregué seguro.

-Es aún más difícil darle vida compañero- dijo silbante queriendo dejar sus palabras como la moraleja de aquella especial situación.


Vimos a Pedro levantarse con una sonrisa como confeccionada con amor y rigor, como si el enigma de un futuro a su lado diera vida a sus más hermosas sensaciones, como si el sueño de serle digno acompañara cada uno de sus actos y le diera sentido a su diario vivir, como si el no tenerla fuera en definitiva lo único cierto que tuviera aquel pobre hombre enamorado.

Autor: Sebastian Londono Valle

No hay comentarios:

Publicar un comentario