Ah, no sé si levantarme, si arrastrar de nuevo la vaciedad de mi alma. Ya soy vieja, muy
vieja, y la muerte, la obscura muerte, cuelga en el barro de su cuerpo mis lágrimas de
piedra. <<Oh, mi bella remera >>, me dice el demonio, <<oh, mi vieja puta, siempre tan
enferma, siempre tan decadente, jjajaja, levántate pues, que alguien llama a tu puerta, es
un joven, un vagabundo renegrido en esta noche por las soledades del silencio>>.
<<Oh, mi señor, dios de las urbes y los antros encumbrados en las flores podridas que
cantan desde el infierno. Dile al que toca que descienda sin riesgo, hasta el lecho donde
bailan mis desgraciadas pasiones>>.
La puerta se abre, y aquel muchacho atestado de caricias y besos desdeñados, yace
desnudo ante el poder de mi lujuria.
<<Ven, ven, ah segrega sobre mi vientre tu mísero esperma, agarra con fuerza mis piernas
fracturadas, si, si joven gallardo y ansioso, bestia venerada por cielos y tornados, rayo
amamantado por las musas del demonio, desgarra con tu odio mis viejas entrañas.
Aquí estoy aaj ff ¡Observa excitado mis podridas carnes colgando sin aliento de mi
pútrido esqueleto! Fff observa con asombró, estos pechos rugosos y cansados que
sirvieron de consuelo a millones de borrachos, que como tú, lloraron en este lecho,
disfruta con deleite mis huesos destemplados, mis muslos viciados y mi sexo inoculado. Jjj, fff hunde tus blanqueados colmillos en mis llagas enmudecidas, arrastra tu lengua por
todo mi cuerpo, profana mis arrugas y mis ascos escondidos, aduéñate de mí como si
fuera en lugar de ramera, un vulgar cigarro como los que tengo en mi boca, y luego, luego
mi joven cliente, escupe mi rostro y márchate saciado como el vil gusano que siempre has
sido y que todos somos, porque sin duda venimos del mismo adefesio>>.
¡Bang!; ¡pam, pam! <<Ah>>. Alguien recorre mis heridas, no es un hombre, no, tan solo es
la nada que abraza mi cuerpo, ya exiliado de las planicies del mundo. << Muere puta, es tu
ceniza lo que quieren mis labios, es sorber la muerte que arrastras en la mirada, es ceñir
contra mi pecho el funerario aullido que chilla y se revuelca bajo el polvo de tus venas>>.
Autor: Edison David Ramirez Serna
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