miércoles, 25 de marzo de 2015

El gran hombre

“Tras un gran hombre, hay una gran mujer” solía decir con el pecho inflado, la cara vanidosa llena de confianza: ella tenía el suyo y estaba siempre tras él. Es cierto que aún no era un gran hombre: él era uno bueno, le faltaba un poco de confianza y otro poco de decisión para alcanzar a ser el gran hombre que ella soñaba, así que cual minero aferrado a su veta, ella se esforzaba por convertir ese buen hombre en uno grande.

“Sé más decidido” - le decía.

“No dejes que piensen por ti”- le aconsejaba

“Auto motívate, esfuérzate por ser independiente” - repetía diariamente

 Los consejos femeninos, cual explosivo en mina, derrumbaban y derrumbaban pequeñas falencias del buen hombre, hasta que un día llegó a ser uno grande. El día que decidió pensar por sí mismo y ser independiente, fue el mismo día que dejó a su mujer y con ella olvidó los discursos repetitivos en los que lo enmarcaban cono un hombre conformista y débil.

 Desde entonces, ella anda con cuidado al hablar a los demás, porque comprendió que tras un gran hombre está él mismo.

Autor: Violeta Franco Gil

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