N. 1

El sol y el cielo despejado ya no eran el pan de cada día, la temporada de lluvias atacaba a la ciudad
que llamaban "de la eterna primavera". Los días para Gabo, se tornaban aburridos, lo suyo no era
estar encerrado en casa. Pero la lluvia y la protección de su mamá le impedían estar afuera. Gabo
solo deseaba hacer algo divertido.

La lluvia golpeaba con fuerza el suelo y Gabo, miraba esta confrontación a través de su ventana, el niño no le iba a ningún bando, era el agente neutral que solo se limitaba a observar. El niño no aguantó mas, abrió con rudeza la puerta que conectaba su casa con el patio y salió, su reacción no fue la esperada, Gabo, estaba totalmente quieto y con cara de sorpresa, había descubierto por qué últimamente llovía tanto, veía atónito cómo el cielo se caía y por cierto golpeaba duro. Gabo, sintió que debía hacer algo. corrió a su cuarto, se puso ropa de lluvia, fue al cuarto de herramientas, saco cinta, tijeras, papel y colbón luego fue al cuarto de aseo y armó el limpia telarañas. Todo listo, Gabo, se encaminó a reparar el cielo, temía que si caía por completo no volvería a ver ese bonito cielo azul que a veces era multicolor y por momentos naranja. Una vez abrió la puerta de su casa lo detuvo la figura de una mujer, el niño le explico el motivo de su salida, su madre sonrió, lo beso y le dijo que no se preocupara pues reparar el cielo era el trabajo del abuelo Miguel.

Autor: Cristian David Gutierrez