jueves, 26 de marzo de 2015

La única salida

Tic toc, tic toc ¿Qué voy a hacer? Se me acaba el tiempo… Tic toc, tic toc. Lo
repetía para sí mismo una y otra vez, se golpeó tres veces la frente con la yema
de su índice, miraba el mismo punto fijamente esperando iluminación divina. Tic
toc, tic toc el reloj avanzaba. Suspiró intentando darse un respiro y al levantar la
mirada, aquellos ojos verdes, como los de un gato, le sorprendieron, su piel
grisasea y esa sonrisa malvada, le espantaron. No tenia que escucharla, ya sabía
lo que quería. El pulso se le aceleró y se puso más nervioso de lo que ya estaba
tic toc, tic toc, la voz en su cabeza se lo recordaba.

-Anda, lo necesitas… ¿Quién va a saberlo? –Le dijo sin perder aquella sonrisa,
pronunciando las eses como si fuera una serpiente.

-Sabes lo que pasará si te descubren- Ambos le miraron, uno con desconcierto y
la otra con rabia. –Deberías dejar de escucharla, nunca piensa en tu bienestar- El
tono de su reproche casi hacía eco en aquella habitación donde solo reinaban las
exhalaciones ajenas.

-Claro que es por su bienestar- Dijo en tono burlón volviendo su mirada perversa a
él –Solo así saldrás de esta…-Su sonrisa se exageró aun mas, mientras le
acariciaba los hombros a aquella chica de cabello castaño, que parecía no
sentirla.

-No lo necesita -Volvió a recriminar y después suavizó su expresión a una de
suplica- Podemos recuperarnos luego. –Y esas palabras fueron suficientes para
desatar una calurosa discusión entre ellas.

Cerró los ojos fuertemente intentando alejarse de esa pelea. Al abrirlos, todo
estaba en silencio, de nuevo mordió el lápiz y se golpeó la frente. Tic toc, tic toc se
repetía continuamente y sin darle más vueltas, llevó su mirada a la hoja de la chica
de cabello castaño.

Autor: Yudrum Militza Rivillas Puell

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