Por fin ha llegado. Todos sabíamos que llegaría. En la mitad de la pieza una mesita de roble,
muy bien tallada, con borde dorado, de estilo barroco, encima de aquella mesita, una pecera
pequeña, cuyo habitante apenas si se asomaba; se encontraba al lado de la cama, era la mesita
de noche improvisada. Aquel se estaba preparando para la muerte inevitable. El piso
descascarado, los gordos y adormilados zancudos en el vidrio de la ventana esperando, las
palomas, las nubes, el sol mismo, todos sus enseres más viejos ese día, moribundos por los
largos servicios prestados a ya casi cuatro generaciones. Perfumaba el olor que siempre
respiró como resultado de la evaporación de los sudores corporales, mezclados con los olores
del comedor donde muy pocas veces hubo comida, el aleteo pasivo de las palomas esparcía
el olor a cagada seca, sin espantar los zancudos que olían a sangre muerta y a alcohol. Trató
de dormir, parecía que no dormía hacía por lo menos mil siglos. ¿Alcanzó la dicha en sus
sueños? Solo un momento, luego desapareció con la complicidad de un vago amanecer,
guardó su amor, su deseo y su verdad en un acongojado bolsillo como un escondiendo un
dolor, para hacerlo aún más suyo. Más no lo nombro, ni en recordarlo insistió cuando, por
una deliciosa fragancia de un infausto despojo era víctima, tenía hambre de resaca, solo,
inmóvil sombrío y sin voz, se miró con complacencia, ardía en su mano una cigarrillo,
sollozando en él la esquela de un nuevo día, mudo; cuán avaros sus labios secos y sus ojos
escarlatas, pálida visión, el ritmo de la sangre fatigado en él que era el árbol animoso del
bosque humano. ¡Que guayabo!
Autor: Juan Esteban Posada Morales
El cuento es algo confuso. En este tipo de cuentos de extensión corta, el caballo de batalla debe ser el verbo, la acción. Acá abundan los adjetivos. Se le abona el aire poético y la capacidad de plasmar una imagen. En eso el cuento es efectivo, aunque a mi modo de ver, a esa imagen le hace falta movimiento.
ResponderEliminarEn la parte que dice "Más no lo nombro, ni en recordarlo insistió cuando", debe ser "nombró", con tilde en la o, puesto que la palabra está en pasado.