miércoles, 25 de marzo de 2015

ABIGAIL

No despiertes soñador; sigue soñando y no pares hasta que las realidad sea igual o mejor que tus sueños. Fuera de tu mente, la presencia de ella deja de ser visible y el sol calcina las ilusiones. Tu sueño es tu vida, tu vida es el sueño, no siempre lo fue así, ahora lo es; es el exquisito placer de imaginar lo que podría ser, lo que podría pasar, lo que no ha pasado y lo que quizás nunca pasará, y ese tu caso es. Crees que te lastimé, no me guardes rencor, sentimientos no tengo y tampoco control sobre los hechos. Caían las hojas de otoño y bajo el almendro volabas en sus besos, ¿los recuerdas? ella daba todo en un beso; ella lo dió todo. Bella, la más bella; puedes imaginarla ahora; sé que lo haces, se que la vez, te extravías en la órbita de su mirada, su aroma aún lo percibes, lo llevas adherido a la piel y el sonido de su voz lleva eco en tu memoria. Tú y ella, ella y tú; algo tan perfecto no es posible, pero era algo que ambos ignoraban.

No había en el cielo nube oscura, ni compromiso que perturbara la situación; y desde el primer hola en la conversación empezaron a escribir su historia. Lo próximo a eso ya lo conoces; los momentos, cada instante. Todo lo guardas, todo aún lo siente el corazón.

¿Qué pasó? te lo preguntas y te haces daño al recordar lo pasado, ¡pero vamos! si sabes lo que pasó. No te culpes, no me culpes a mi tampoco.

Primer sábado del mes, aquel día negaste a ella tu tiempo. El oficio te consumía, el trabajo te disolvía, era una constante en tu vida, al parecer una obligación; la despediste bajo el mismo árbol, sin tener conciencia de la magnitud de aquel adiós. No lo sabías, te enterarias después.

Disparada, metros lejos de su posición inicial, su alma en un suspiro abandonó su cuerpo en contra de su voluntad; inmóvil, inerte, solo carne y huesos, solo eso en su cuerpo quedó. El verdugo sin sentidos, intoxicado en licor, paralizado dentro del armazón rodante, tratando de comprender lo sucedido, de descifrar lo que veía, si acaso el el color en el suelo era real o sólo producto de una cabeza alcoholizada. Lloraste, días de dolor; todo aquello pasó, muy rápido pasó y hubieses querido que no fuese así, pero darle al tiempo marcha atrás es algo no permitido. Ella en un mejor lugar está, no te abandona, y sé que lo crees así, lo sientes; es maravillosa tu imaginación, es tu sueño, el crear, el vivir, el sentir que suena en ti su voz.

Por eso sigue soñando, sueña y no despiertes, disfruta soñar, que fuera de tu mundo nada hay; por eso
sueña y no despiertes hasta que la realidad sea igual o mejor que tu sueño; por eso sueña, sueña
soñador.

Autor: Hernan Ricardo Pereira Hernandez

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