En un lugar muy muy
lejano,en otra galaxia existió un planeta dónde las flores nunca mueren y el cielo
nunca tiene el mismo color; habitaban dos seres muy extraños, cada uno en una
mitad del planeta que estaba dividido exactamente por el centro por una franja
de ventanas de todos los tipos, colores, formas y tamaños. En ambos lados dos
casas muy particulares como sus creadores Sinifa y Sonofo (como las sinfonías y
los sonidos).
Ninguno sabía la
existencia de otro, pero les encantaba crear esas ventanas por las cuales
podían ver ese otro lado tan misterioso, que no podían cruzar, pero sentían al
mirar, al ver el movimiento de las flores con el viento y la luz que reflejaba
el cielo de colores en el agua.
Un día Sonofo creo la
ventana más extraña y maravillosa de todo el planeta, estaba hecha de cristal
con unas formas muy simples y perfectas que al ser atravesadas por la luz de la
luna creaban una luz bellísima al otro lado del planeta. Sinifa encantada por
la luz que creaba la ventana se quedó toda la noche admirando los contrastes y
las formas que se reflejaban en la tierra, intentaba atrapar la luz con sus
manos, pero ésta siempre atravesaba sus dedos. Al amanecer cuando el sol
empezaba a despertar y la luna ya caía en un sueño profundo, en ese instante
cuando el día no es día y la noche no es noche Sonofo llegó y al ver a Sinifa,
sentada al otro lado frente a su ventana, no pudo más que contemplarla desde el
otro lado, como la luz más hermosa y perfecta, creaba la imagen más maravillosa
en el universo… Sinifaa través de la ventana.
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