jueves, 26 de marzo de 2015

Adentrado en el Amazonas

Fred, fotógrafo Colombiano, inicia una travesía por el pulmón de la humanidad,
busca describir lo que ve a su camino. En el inicio del trayecto, abre paso entre
la espesa nube de vida, encuentra seres sensibles y agradecidos, pues
animales y plantas rodeaban el denso paisaje. Luego de varios minutos viendo
lo mismo se encuentra lo que pensó jamás ver,  líquido sagrado corriendo libre
por las entrañas del gran pulmón Americano, con un poder abrumador que solo
Dios podría controlar, encontró el rio Amazonas, fuente de vida en medio de
innumerable vegetación y corazones palpitando, encontró la foto perfecta. Fred
de inmediato en medio del asombro coge su cámara y toma diez fotos que se
verían húmedas, ya que fue tan grande el impacto visual, que su corazón se
detuvo y su cámara se vio sumergida en las profundas aguas del rio, el
calmado, suspiro y dijo: “Es un honor regalarle mi insignia”.  Sin su cámara
pero tranquilo, Fred continuo su recorrido por la basta jungla latina, buscando la
salida más pronta  del paraíso terrenal el cual no pudo capturar. Al encontrar un
tigre sonrió y su cuaderno y lápiz saco, para dibujar el hermoso esplendor que
brotaban los ojos del divino “gatito”. El tigre no lo ataco, por el contrario se le
acerco y su mejor sonrisa le brindo para que el dibujo fuera gran sensación,
luego de terminado el dibujo se despidió del tigre y siguió. Más adelante, ya
para salir de la hermosa y grande selva, Fred se asustó al ver algo que no tiene
descripción, pues solo cosas malas posee lo que vio, es un animal que se cree
superior, no tiene corazón, se hace llamar “humano” y en su mano un machete
y una pistola lo hacen disque ser el patrón.

Autor: Juan Diego Rivera Jimenez

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