Yo
te vi primero. ¿Recuerdas? Esta historia no habría conseguido comenzar de una
forma distinta. En todo caso, si fuiste tú la que dio el primer paso, lo
importante en ese momento fue que nuestras miradas no se encontraron.
Ahí
estabas: sublime, dulce, reservada. Eternamente distraída, siempre mirando hacia
otro lugar. No sé hasta qué punto
desconocías el poder de seducción que ejerce el silencio sobre la mirada, pero no
había cómo ignorar tu misterio.
Empecé
a visitar tus lugares comunes. Noté con sorpresa que muchos hombres se te
acercaban con los ojos cerrados; te buscaban impacientes, la mayoría
inoportunos. Como no sabían verte, dejaban de insistir cuando te sentían
alejada. Atribuían sus derrotas a la mala suerte y se consolaban entre ellos mientras
se enlistaban en tu largo inventario de figurines petrificados.
Busqué durante mucho tiempo una forma de
soslayar tu silencio. Un día entendí que la única manera de horadar tu sólido
recogimiento era ofreciéndote una modesta compañía.
Resolví sentarme a tu lado. Al principio sentí una ligera incomodidad
frente a las ensordecedoras conversaciones que mantenían nuestros silencios,
que se tanteaban, el uno al otro, evadiendo siempre el violento cruce de la
mirada. Pero de a poco, fue surgiendo entre nosotros una dulce complicidad.
Nos
hicimos amigos, y con el tiempo llegaste a confesarme que tu soledad estaba habitada por dos
miedos: el verte a través del espejo y el no poder reconocer jamás tu figura.
Pasaron los días, y aunque había cierta confidencia en nuestra amable
ceguera, el sinsabor de no conocer tu imagen le dio un toque amargo a nuestros
silencios.
Antes de que decidieras mirarme fijamente a los ojos para convertirme en
uno más de tus fallidos bustos de piedra, decidí alejarme.
Al
poco tiempo envié un sobre a tu nombre. En él he puesto esta carta y en el
reverso he retratado fielmente tu rostro.
He
puesto una nota al final del bosquejo:
Amémonos con los ojos cerrados,
Medusa.
Amémonos con los ojos cerrados,
Medusa.
Autor: Santiago Betancur Zapata
Sin duda, excelente
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