Entró por mi ventana sin aviso alguno, y esperó pacientemente a que reconociera la figura
que veía a mi lado. Besó mi mejilla y sin preámbulos dijo el motivo de su partida. Habló de
cuán difícil era verlo todo desde abajo, desde el fondo de un pozo, y que aunque yo le amé,
era imposible quedarse. ¿Cómo demonios viene a decirme que era imposible? ¿Acaso yo no
era suficiente razón para luchar? ¿Era yo tan poca cosa que se fue sin decir nada, sin
importarle mi dolor? Y luego de un silencio doloroso, respondió, dijo que me amaba tanto
que sabía que era mejor partir, explicó que no me quería ver sufrir, que mis lágrimas eran el
peor castigo que pudo recibir. Besó mi frente y se desvaneció en la noche sin decir más. Yo
no pude entenderlo, encendí la luz del cuarto y le busqué hasta en el semáforo de la
esquina, pero simplemente se había ido, me había vuelto a abandonar sin respuestas, solo
me quedaría su beso de despedida en la memoria, pero ¿quién me creería que estuvo aquí,
después de todo?
Al despertar todo era igual, todo menos yo, menos él, menos mi cuarto que fue testigo de la
dolorosa reunión, sin embargo, todo seguía igual. Durante una semana vigilé su regreso, y
antes de perder la esperanza volvió y simplemente me pidió que no le arrastrara a mi
tumba, que por favor le dejara vivir. Luego respiré y me dejé ir al mundo que ahora
pertenezco.
Autor: Laura Cristina Correa Mejía
Hay que saber diferenciar entre un cuento y un relato. Este se me parece más a los segundo.
ResponderEliminarcreo que sos la misma persona que está poniendo cosas absurdas con "verdades absolutas" en todos los CUENTOS tratando de desprestigiar a los demás, y para su información un cuento también es una forma de relato. Por favor coja oficio y dedíquese a hacer cosas productivas ;)
EliminarLaura, el texto tiene cohesión y hay claridad en la escritura, pero no hay una relación drama-trama que sumerja al lector.
ResponderEliminarSaludos.