miércoles, 25 de marzo de 2015

Bella y pasajera ilusión

Esta no sería una noche como cualquier otra. Mi razón se encontraba complacida, mis
sentidos estaban conectados en completa armonía, mis ojos contemplando las estrellas y
mis oídos siendo capaces de escuchar el eterno silencio de la noche. Era capaz de sentirlo
todo en aquellos momentos, al menos hasta que esa dama me divisó, y desde lejos me
persuadió. Un deseo muy profundo invadió mi corazón, que sin hacer caso a la razón fue
tras aquella ilusión. Me acerque sutilmente a aquella dama, intercambiamos unas cuantas
palabras y fue tal la conexión entre ella y yo, que no pude resistir tener aquel rostro perfecto
en frente de mí. Me atreví a besarla, pero me di cuenta que ella ya se había atrevido. Y así
fue, tal cual como cada mañana calienta el sol la primavera y la besa desde el horizonte,
ella lo hizo conmigo. Poco a poco la razón fue perdiendo la batalla con el corazón, a causa
del deseo que me hizo pasar la noche entera con aquella mujer. A la mañana siguiente,
cuando la razón ocupa su lugar, mi corazón siente un profundo dolor al darse cuenta que
ella ya no estaba. Mis expectativas regresaron cuando su voz escuché y de lo lejos me
decía…“no te preocupes, pues siempre estaré contigo, recuerda que te quiere
profundamente, tu siempre amiga y fiel amante, soledad.

Autor: Juan David Rodriguez Arciniegas

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