Era una noche, de un frio invierno, y como siempre, yo paseaba por el parque de mi
barrio, a las altas horas de la noche, no había casi gente, y así podía estar solo con mis
pensamientos. No lo dude, antes de entrar en el pequeño túnel que había descubierto ya
hace tiempo por aquella zona, nunca supe de dónde provino, solo apareció de un día
para otro, pero eso no era lo más curioso, sino, que yo era el único que podía verlo,
supongo que es porque pienso diferente a los demás, o lo otro que eh pensado , es que
llego a mí en un grito de ayuda, y te preguntaras, ¿ayuda de qué?, pues de este mundo al
que todos llaman "Real", ja, nunca lo creí, y ahora mucho menos, sabía que tenía la
oportunidad de descubrir algo que cambiaria la forma de pensar sobre el mundo real,
pero, no todos la aceptarían, así que decidí quedármela para mi mismo, egoísta
pensaras, pero que puedo decirle a la gente, ¿la realidad no existe?, me tomarían por
loco, lo único que puedo hacer es seguir adelante. Sin pensarlo llego hasta el final del
túnel, aunque lo que hay al final, por desgracia, es algo que no se puede ver, pero si se
puede escuchar, sentir e interactuar, quizás creas es imposible, entonces serias parte de
las personas que no son capaz de aceptarlo, pero dejando eso de lado, este mundo por
así llamarlo no es pequeño, no es grande, y lo más importante no es real, quizás estés
confundido pero si solo pudieras estar aquí, por lo que ustedes llaman un día, incluso
una hora, lo entenderías, pero lo que si te puedo decir, es que si pides ayuda como yo de
seguro la obtendrás.
Autor: David Tuberquia Sanchez
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